Valentina del Río y Moisés Venegas crearon Weim, una marca que está cien por ciento comprometida con el medio ambiente y con las personas más vulnerables de Chile. Uno de sus principales objetivos es demostrar que cualquiera puede hacer la diferencia.
Los alumnos Moisés Venegas, estudiante de segundo año de Ingeniería Civil Industrial y Valentina del Río de cuarto año de Diseño Gráfico crearon Weim, una marca de polerones, que además de ser productos cien por ciento chilenos y de calidad, tienen un sentido social y medioambiental: ayudar a las personas en situación de calle y disminuir la contaminación mundial.
Reducir, reusar y reciclar es el modelo económico (economía circular) que usan los alumnos para confeccionar sus productos, quienes están enfocados en disminuir la gran contaminación que produce la industria de la ropa, denominada la segunda más contaminante del mundo después del plástico.
“Lo que me motivó fue la contaminación porque creo que hay que hacerse responsable y contribuir al medio ambiente, y por eso se me ocurrió hacer frazadas para ayudar a gente en situación de calle”, señaló Moisés, quien además agregó que siempre quiso hacer polerones de excelente calidad.
“Siempre quise hacer polerones de calidad y no que vinieran de China porque generalmente la confección allá no es muy buena y los precios están muy elevados en las grandes tiendas. Entonces dije por qué no hacer un polerón de buena calidad, producto chileno, que tenga la mejor selección de materias primas, que las hechuras estén bien hechas y con un diseño innovador”.
Fue así como nació Weim, producto que comenzó a llamar rápidamente la atención por su estilo oversized, especialmente para el invierno. “Llevamos siete meses, ha sido bien rápido, y ha sido bastante intenso. Primero hicimos 20 polerones y se nos acabó en una semana el stock, después de eso mandamos a hacer 70, y se nos acabó en dos semanas”, comentó.
Sin embargo, el éxito llegó cuando un conocido de Moisés lo ayudó para que sus polerones se vendieran en una tienda en La Parva. “Tuvimos una muy buena rentabilidad y nos dimos cuenta que, efectivamente, la confección es buena porque es de primera calidad”, añadió.
Apoyo de la UDD y la Municipalidad de Lo Barnechea
Por su parte, la Universidad del Desarrollo ha apoyado a los alumnos otorgándoles un espacio en las ferias de emprendimiento realizadas por la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE). “La Universidad ha sido un siete, la feria de emprendimiento del DAE nos ayudó mucho. Esa vez vendimos 20 polerones, nos fue súper bien porque estábamos recién empezando y acercándonos a nuevos mercados”, afirmó.
Moisés también señaló que gracias a un profesor de la UDD aprendió sobre la economía circular. “En ese taller comencé a entender qué era la economía circular, y ahí fue cómo posterior a sus clases de ese semestre, me fui interiorizando de esa idea y madurándola para llegar a la economía circular que tenemos hoy y la que vamos a seguir desarrollando en Weim”, dijo.
Por otro lado, los estudiantes también tuvieron el apoyo de la Municipalidad de Lo Barnechea tras participar en el concurso ‘Lo Barnechea Emprende’, donde obtuvieron el primer lugar como el mejor emprendimiento innovador.
“Eso nos permitió ampliar el sentido de lo que queremos hacer con nuestro emprendimiento, ya que compramos una máquina industrial y estamos especializando a una persona en situación de calle para que realice la confección de los polerones y, también, para que ella comience juntando los retazos y haciendo las frazadas para gente vulnerable. Después de a poco queremos ir orientándola para que arme un polerón”, puntualizaron.
Sentido social y medioambiental
Ayudar a las personas en situación de calle y contribuir al medioambiente, son las dos principales características que hacen de este proyecto un emprendimiento innovador y diferente, elementos que también los motivaron a seguir creciendo con su marca.
Asimismo, entregar frazadas a los más necesitados no es el único enfoque social de Weim, ya que la idea también es crear fuentes de trabajo. Actualmente se encuentran capacitando a una persona en situación de calle para que confeccione sus productos, y de esta forma, más personas puedan unirse a su marca como costureros.
Por otro lado, ambos implementaron la economía circular, un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos, es decir, minimizar la producción al mínimo indispensable. Y cuando sea necesario hacer uso del producto, apostar por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente, tal como lo hacen con los retazos de tela que sobran de la producción, confeccionando frazadas para los más necesitados.
Proyección Weim
Al terminar el invierno las ventas de polerones comenzaron a bajar gradualmente, incentivándolos a crear su línea de verano: polerones más livianos y poleras.
Además, Moisés quiere enfocarse en las gigantografías, las que están hechas de PVC –un material altamente contaminante-, para reutilizarlas. “Con ese PVC se pueden hacer bolsos, carteras, bolsos para las tablas de surf, para guardar guantes de boxeo o incluso, por ejemplo, cuando quieras comprar un polerón Weim, te lo llevas con una bolsa de nosotros. Eso va a contribuir nuevamente a tener una economía circular”, finalizó.