La iniciativa Cubre+, creada por la diseñadora Daniela Cartes, obtuvo financiamiento público gracias a la convocatoria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y Corfo, apoyados por el Laboratorio de Gobierno de la Secretaría General de la Presidencia.
La convocatoria Retos de Innovación Covid–19 dio a conocer el lunes 27 de abril los 13 proyectos de soluciones de rápida implementación destinadas a proteger al personal de salud del contagio de Coronavirus, entre los que repartirá un fondo de $800 millones.
Organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y Corfo, apoyados por el Laboratorio de Gobierno de la Secretaría General de la Presidencia, el concurso entregó la evaluación de los postulantes a un jurado compuesto por expertos del mundo de la salud, la ciencia y el emprendimiento.
Los proyectos –desarrollados en Valparaíso, Santiago, Concepción, Puerto Montt y Coyhaique–recibirán cofinanciamiento y serán acompañados en su desarrollo, testeo, implementación y/o escalamiento.
Cubre+
El proyecto de la docente de la Facultad de Diseño UDD Concepción Daniela Cartes, llamado Cubre+, es una máscara facial lavable y reutilizable con acción activa antimicrobiana con partículas de cobre y zinc.
“Es una barrera sanitaria que permite que no se inhalen microorganismos patógenos en ambientes que puedan estar contaminados o expuestos. La máscara tiene actividad biocida contra el aire inhalado porque tiene una capa de acción activa antimicrobiana, luego un material de filtro de sustrato fibroso que impide la inhalación de los virus y posterior a esta, la última capa que es de algodón, permite la mejora absorción de la humedad generada al respirar y/o hablar”, explica la diseñadora.
El proyecto de Cartes fue seleccionado entre cerca de 300 propuestas. En una primera etapa recibirá $30 millones y dependiendo de su ejecución, pasará a una segunda donde podría optar a $60 millones. Cartes, junto al equipo de su emprendimiento Baby Cu, deberá cumplir con algunos hitos durante los primeros tres meses de implementación: obtener las certificaciones de acción microbiológica y de capacidad de filtrado; y tener siete mil unidades fabricadas, para luego mantener ese nivel de producción y comenzar a incrementarlo.
“Lo bonito y diferente de esta propuesta es que proponemos un enjambre productivo. Eso significa que a quienes fabrican las mascarillas, les entregaremos los insumos en sus casas y trabajarán desde ahí. Lo realizaremos con personas de la Región del Biobío, sobre todo adultas mayores, para que no tengan que moverse de su casa y puedan obtener una remuneración que les permita seguir siendo jefas de hogar”, detalla Cartes.