Columna de Néstor Damián Ortega, Profesor visitante TEC Monterrey, México.
Una de las principales aportaciones del diseño en sus mas diversas disciplinas en los últimos años es su pensamiento y estructura metodológica para incubar innovación.
El diseño en la competitividad de los mercados actuales y ante el reto de usuarios diametralmente distintos entre necesidades, servicios básicos, comodidades y experiencias hace que las organizaciones y las industrias se focalicen en descifrar como generar valor –entre varios factores mas- por ello las instituciones de enseñanza han adoptado esquemas de pensamiento derivados de las técnicas de diseño, entre ellos un punto fundamental e iniciático para generar innovación es la investigación.
Lejos de los esquemas rígidos con los que se enseñaba o se entendía la investigación hasta mediados del siglo pasado, el concepto muto en la actualidad a lo dinámico, retroactivo y cambiante, tanto las empresas y los gobiernos se han dado cuenta que invertir en investigación es un activo a largo plazo que será un diferenciador de oportunidades transferidas idealmente a mejorar la calidad de vida de las personas generando negocios que activen las economías locales, aquí el diseño y su forma de entender la investigación actúa como un catalizador que la enfoca a una problemática especifica, con un fin acotado y que deberá devenir en proyecto que conciba competitividad, bienestar y desarrollo inclusivo –en el ideal de los casos-.
Por consiguiente, la enseñanza de la investigación en los programas de formación -como materia, tópico, temática, taller o como se le quiera denominar- es una pieza clave para la innovación de este siglo y sobre todo en las sociedades latinoamericanas. El propósito de que la enseñanza de la investigación se debiera instruir en los primeros años a todas las carreras esta bajo el esquema de tener mas y mejores emprendedores que focalicen problemáticas de cualquier índole –debido a la versatilidad de disciplinas- siendo beneficioso para desarrollar una sociedad del conocimiento, una sociedad de capital intelectual con desarrollo científico y tecnológico y no solamente destinada al ciclo repetitivo de sociedades manufactureras o de servicios.
Investigación para todos debe convertirse en un eje de cualquier institución que se precie de desarrollar innovación, ya que es solo por medio de esta y su metodología analítica, critica y resolutiva que se podrán plantear retos, generar la observación de un contexto local y aplicar soluciones para producir bienestar, de lo contrario hablar de innovación o ecosistemas de emprendimiento resulta francamente incompleto, ya que si hablamos de ecosistemas de innovación el contexto especifico es una variable relevante y si no se desarrollan estudiantes – futuros profesionistas- críticos y observadores de esas variables que las cuestionen e incidan en ellas por medio de la investigación resultara difícil generar emprendimientos, crecimiento y sostenibilidad.
Al contrario de lo que se piensa la creatividad no antecede la innovación, la investigación es la que da origen al desarrollo de esta, no es casual la formula investigación + desarrollo = innovación. Por ello es vital que la investigación se genere –y se enseñe- en cualquier facultad y para cualquier alumno, solo así todos podrán hablar el lenguaje universal del descubrimiento y la invención.
Se necesita invertir tiempo y esfuerzo en un modelo de investigación propio y para todos, que considere el pensamiento de diseño como punto de salida para las ideas, el modelo deberá ser transferible y replicable a fin de desarrollar en cada alumno un investigador, cada uno en su sector clave que se sumara a otro sector clave en una sinergia de conocimiento cíclica y estructurada, de desarrollo institucional, social, empresarial, medioambiental, esta metodología –que deberá ser propia- permitirá ir localizando y afinando los ejes de la misma con mayor potencial. Investigar es invertir capital para generar nuevo conocimiento y devendrá en innovación tomando ese conocimiento convirtiéndolo de nuevo en capital y bienestar social.
Un proyecto de “Investigación para todos” deberá tener su epicentro en la academia y nutrirse de la sociedad y las empresas, de integrar políticas publicas, de planes de desarrollo industrial y de innovación como herramientas indispensables que identifiquen oportunidades en los sectores estratégicos locales para proyectos de valor que salgan de la academia y construyan realidades.